lunes, 25 de julio de 2016

Alcohuaz, último pueblo del Valle del Elqui


La Serena y el Valle del Elqui

Estando en Horcón, pensábamos llegar a Alcohuaz tomando el furgón del "Pajarillo", ya que los buses en el Valle llegan solo hasta Pisco Elqui. El furgón baja todos los días de Alcohuaz a La Serena, partiendo a las 07:00 horas, luego sube pasando por Horcón aproximadamente a las 13:30, baja a las 14:00 horas (esa media hora es lo que demora en almorzar el conductor) y finalmente vuelve a subir aproximadamente a las 19:00 (pasando por Horcón a esa hora).

Según nos contaban los lugareños por el tramo que necesitábamos el furgón cobraba $800.







A eso de las 13:15 horas, vimos sorpresivamente pasar un furgón a gran velocidad, sin letreros ni nada que lo identificara, el conductor con la vista en la ruta nunca nos miró y se alejó en un segundo dejando una estela de polvo en el camino y en nuestros rostros una expresión tragicómica, pues era hasta gracioso pensar que estuvimos toda la mañana recorriendo y haciendo hora por la bendita furgoneta, que aparecía como haciéndonos burla una y otra vez entre las curvas que bordeaban la montaña, ahí va el "Pajarillo" pensábamos.

Plan B, hicimos dedo y a los diez minutos íbamos recorriendo las mismas curvas que aquel vehículo innombrable en el último tramo del Valle del Elqui, no nos podíamos quejar de nuestra suerte, hasta cervezas nos ofrecieron, pero era muy temprano dijimos los muy mojigatos.




Afortunadamente nos dejaron a unos 200 metros antes del pueblo, por lo que pudimos recorrerlo de principio a fin de una sola vez.

A primera vista encontramos un paisaje seco en subida, muy pocas casas y en su mayoría de adobe, estábamos a los pies de una montaña nevada en sus cumbres, cuyos únicos verdores eran los cactus de sus laderas, todo lo demás era roca y/o tierra suelta.


Caballos

El principal motivo de nuestra visita a Alcohuaz (incluso más allá de conocer el último rincón del Valle) era comprar mucho queso de cabra barato y comer con pan amasado o con lo que fuera, solo teníamos claro que queríamos empacharnos con queso de cabra. Nos gustaría poder hablarles acerca de esa rica experiencia, pero el queso se había agotado el día anterior y nos tuvimos que conformar con unos muy poco lácteos plátanos.

Seguimos avanzando por la única calle del pueblo y llegamos a la iglsia, que si bien estaba cerrada, desde su jardín logramos una preciosa vista hacia la montaña nevada que estaba junto a Alcohuaz.


Saliendo del pueblo hacia el otro extremo, un camino de tierra seguía hacia el Valle, que a todas luces nos estaba invitando a descubrir qué había más allá, fue tanto el impulso que lo seguimos más de un kilómetro solo por curiosidad con el "Río Claro o Derecho" por un lado (afluente del Río Turbio, que a su vez es afluente del Río Elqui) y una montaña por el otro, pero solo encontramos una que otra parcela. Según nos dijeron después no había nada por ese camino salvo casas aisladas.


Hicimos dedo entonces y en menos de 10 minutos íbamos directo a Pisco Elqui por segunda vez.

Conclusiones:


-Siendo un lugar tan aislado y con muy poco tránsito de vehículos, no nos costó nada hacer dedo.
-Jamás nunca volver a confiar en alguien cuyo apodo termine en "illo".
-En Alcohuaz hay un minimarket muy surtido, pero no tiene caja vecina, por lo tanto hay que llevar efectivo (la caja vecina más cercana está en Horcón)

Si la aventura es buena, siempre hay que dejar un rincón inexplorado para volver.

miércoles, 13 de julio de 2016

Mochilear al sur de Chile y/o Argentina: ¿Qué llevar? (Parte 1)


Nosotros somos de Concepción, lugar que para el común de la gente se consideraría como zona sur, al menos así somos geográficamente presentados en el reporte del tiempo y en la mayoría de los mapas, sin embargo a medida que hemos podido recorrer los caminos (hemos llegado hasta Ushuaia, en la cara sur de Tierra del Fuego) nos hemos dado cuenta que esa etiqueta pierde el sentido.

En Puerto Montt la gente ya nos consideraba a nosotros como habitantes de la zona central, en Coyhaique la gente consideraba de Puerto Montt hacia arriba como zona norte, para qué hablar de Punta Arenas y ya se imaginarán cual es la percepción geográfica que tienen de nosotros en Tierra del Fuego.

Muchas personas habrán ido con equipamiento mucho mejor y dirán que fue imprescindible, otros por el contrario habrán ido sin nada y dirán que fue una experiencia épica, la verdad es que no hay nada escrito, todo dependerá de nuestra capacidad para sortear los desafíos que nos presenten los caminos y del tipo de viaje que se quiera realizar.

Este post está basado en nuestras experiencias de Concepción al sur en verano, durante los años 2012, 2014 y 2015, en base a eso recomendamos llevar:

-Carpa de 3 estaciones:

Acampando en el Río Serrano
Para nosotros este es uno de los ítem más importantes del viaje (si es que deseas mochilear), una de las cosas que tienes que asumir es que en el sur te lloverá y muy fuerte, es más, en nuestros 3 mochileos al sur hemos sorteado unos 5 o 6 temporales de lluvia y viento en pleno mes de enero y febrero.

Nosotros optamos por una Doite Hi Camper xr2, es para dos personas, de línea familiar (línea económica), soporta 3.000 columnas de agua, que es lo mínimo si queremos dormir bajo la lluvia sin miedo a despertar inundados, tiene un vestíbulo que usamos para dejar los bolsos, sobre todo cuando están mojados y además sirve para cocinar bajo techo en los días de lluvia.

Testeado por nosotros, 3.000 columnas de agua aguantan un temporal austral (con el vestíbulo siempre enfrentado al viento) y lluvias tropicales de esas con balde en Rapa Nui.



-Mochilas

Lago General Carrera
Este puede ser un punto conflictivo de los que señalábamos unos párrafos más arriba, nosotros nunca hemos tenido buenas mochilas, ya que hasta ahora las hemos considerado como elementos semi desechables, pues sabemos que en una travesía de un mes es muy probable que la mochila vuelva estropeada, rasgada, molida o que no vuelva.

Las mochilas que hemos utilizado han sido de la marca cuciline, que compradas después de navidad nunca nos han hecho desembolsar más de $12.000 por cada una. ¿Gastaríamos $90.000 en una mochila? Quizás algún día, por ahora $90.000 equivalen tentadoramente a un pasaje en avión a algún lugar X.


-Sacos de dormir

¿Se pasa frío en las noches en el sur? Si y mucho. En nuestros primeros mochileos optábamos por llevar una frazada de polar junto a unos sacos baratos, era muy común despertar de frío sobre todo en el extremo sur. Apenas pudimos nos olvidamos de la frazada de polar (que poco sirve) y compramos sacos de esos que se pueden unir (específicamente los Couple de Doite). De todas formas es netamente cuestión de comodidad. 
Aunque sea algo más técnico, si piensas acampar o mochilear con frecuencia, recomendamos que lleves un registro mental de las temperaturas mínimas que hay en cada una de tus salidas y si esa temperatura te produjo incomodidades con el equipo que posees, de esta manera conoces tus límites y puedes comparar esa t° con la del lugar que pretendes recorrer. Ej. Nosotros sabemos que con menos de 6°, con el equipo que tenemos pasaremos frío si o si.

-Ropa


Hace varios años escuché que si puedes hacer una mochila para sobrevivir una semana, puedes con ella sin problemas vivir un mes... Ahora creemos que con una mochila pensada para sobrevivir 4 días puedes sobrevivir un mes y más.

Recomendamos llevar:

1 pantalón para el sacrificio.
1 pantalón siempre limpio para recorrer las ciudades y para salir de parranda.
1 polerón o chaqueta liviana (si es chaqueta debe ser impermeable, de lo contrario sumar un impermeable)
1 traje de baño que a la vez puedas usar cómodamente como short.
4 pares de calcetines y ropa interior
1 toalla grande para el sacrificio
1 toalla de cara para mantener limpia
1 par de zapatillas (si no tienes impermeables, que sean delgadas, porque se mojarán si o si y de esta manera será más fácil secarlas)
1 par de sandalias livianas
4 poleras



-Comida

El factor más importante para decidir cuanta comida llevar es tener claro con que frecuencia pasaremos por centros urbanos donde poder abastecernos, en algunos casos también puede ser un factor el precio del los productos en el lugar de destino, si lo que queremos es ahorrar.
Sería un desgaste innecesario andar con 5 kilos de comida en el bolso si es que pasaremos por ciudades y pueblos todos los días, es una manía que todos tenemos al principio, pero es solo cuestión de costumbre aprender a andar ligeros.

El menú que a nosotros nos funciona bastante bien ha sido llevar unas 6 sopas Maruchan (si, de las ultra cancerígenas), a lo mucho medio kilo de azúcar, unos 100 gramos de sal, café en sachet , bolsas de té y galletas para cuando avanzamos con hambre y no podemos parar a cocinar.
El pan lo encontraremos en todos lados, por lo que máximo debemos andar con el pan suficiente para el día y el día siguiente.


En la medida que la comodidad lo permita, hay que ir variando la comida ya que esto nos mantendrá la moral alta, huevos, verduras, jugos, fiambres, es cosa de cada uno.

Aperitivo nocturno en los carritos de la Ruta 3


Para finalizar esta primera parte, recuerda probar siempre que puedas la comida local, ya que es una forma muy útil de conocer la forma de vida del lugar que conocemos.

Pronto publicaremos la segunda parte de este post ¡Con más consejos para que nada falte en tu mochila!.

Muchas gracias por leer esta entrada, esperamos que te sea de mucha ayuda.

domingo, 10 de julio de 2016

De Lirquén a Tomé: 10 kilómetros de playas y rieles.


Con esta entrada queremos inaugurar una nueva sección, la que tendrá como principal objetivo mostrar los atractivos naturales (y bohemios quizás en algún momento) de la provincia de Concepción y sus alrededores.

El punto de partida en esta ocasión fue el Barrio Chino de Lirquén, específicamente el supermercado de calle Sargento Aldea, en donde dejamos la motocicleta estacionada y encargada al cuidador. Ya con ese asunto arreglado fuimos directamente a la Plaza, plaza a la que nos hemos vuelto adictos en los últimos meses por ser uno de los polos gastronómicos más importantes de la zona y además por sus bajos precios.
Luego de haber probado la mayoría de los locales, recomendamos las empanadas y ceviches del Restaurant la Playa, ubicado por Balmaceda a un costado de la plaza, atienden al paso y las empanadas de camarón queso y carapacho queso (nuestras preferidas) tienen un valor aproximado de $800, los ceviches de salmón a $1.500 y a $3.000.

En innumerables ocasiones hemos ido a Lirquén sin otra intención que pasar a comprar empanadas y/o ceviche y una cerveza rica (lo sentimos si decepcionamos a alguien) para ir a mirar el atardecer a la playa, que en invierno se ve así:



Mica y su espada mágica.


Sin embargo en esta ocasión llegamos pasado el medio día para emprender una aventura de mas menos 10 kilómetros, partiendo desde el muelle de los pescadores siguiendo la línea del tren hacia el norte.

La primera parada imperdible está a unos 10 minutos caminando desde el muelle, conocida como Playa la Cata, es una plataforma rocosa a la que se puede acceder sin problemas cuando la marea está baja. 






Tanto sobre ella como también en los posones que se forman, es fácil dejarse encantar por la hermosa biodiversidad de este lugar, la que es capaz de sacar a flote todo nuestro lado infantil, convirtiéndonos en niños curiosos por un buen rato.






Siguiendo el camino hacia el norte encontramos esta hembra lobo marino, se trata de un ejemplar adulto, por lo que esperamos que haya muerto por su edad y no por el factor humano (ya que no poseen depredadores naturales en la bahía).








Un poco más allá encontramos el Rehue levantado por las comunidades lafquenches, como forma de consagrar este lugar y a la vez de proteger la Bahía de Concepción frente al proyecto que pretende construir un terminal gasífero en este mismo lugar.

(si hacen zoom verán que Mica NO está levantando el dedo de al medio jajaja)









A medida que caminamos nos vamos alejando del muelle sin darnos cuenta, esta es una de las postales al mirar hacia atrás en el camino. 






Una gruta con una virgen, en medio de la nada.


Esta imagen demuestra que no es necesario viajar cientos de kilómetros para encontrar lugares fantásticos












Esta imagen demuestra que no es necesario viajar cientos de kilómetros para encontrar lugares  casi fantásticos
















Ingreso sur al túnel ferroviario, ubicado en el sector Punta de Parra y construido en el año 1914.
Obra maestra de la ingeniería que ni el abandono ni los terremotos han podido derribar.











Vista al salir por el extremo norte del túnel, en donde encontramos unos 400 metros de playa y dunas de arena blanca, interrumpidas por macizos de roca.



Últimos rayos de luz en nuestra travesía, aún nos quedaban unos dos kilómetros para llegar a la costanera de Tomé, llegamos sin problemas y tomamos el bus de regreso a Lirquén a buscar la moto.

Felices saldamos nuestra deuda moral recorriendo este tramo de la bahía, próximo destino: Reserva Nacional Nonguén.

Muchas gracias a quienes se tomaron el tiempo de leer esta entrada.

viernes, 24 de junio de 2016

Rano Raraku y pasajes a Rapa Nui - Easter Island


Definitivamente uno de nuestros lugares preferidos de Rapa Nui junto con el Ahu Tongariki es la cantera Rano Raraku, ubicada en la ladera del volcán del mismo nombre, que a su vez se encuentra en la zona sureste de la isla.

Muchos meses antes de viajar ya habíamos visto imágenes de este sitio arqueológico y se había transformado en uno de nuestros lugares más esperados de la isla, era tanta nuestra expectación que no quisimos ir a visitarlo hasta el quinto día, para agregar algo más de emoción y suspenso a nuestros infantiles corazones.

Para llegar a Isla de Pascua hay varias opciones, cada una más complicada que la anterior, la primera de ellas es a través de LAN Chile, empresa que tiene el monopolio y que realiza vuelos únicamente desde Santiago (opción que tomamos nosotros), los precios varían demasiado según la época del año, siendo las fechas de vuelo más caras los días que dura el Tapati (finales de enero hasta mediados de febrero). Nosotros estábamos dateados sobre el precio gracias a unos amigos que habían ido el verano anterior y que nos habían recomendado esperar hasta la primera semana de julio para comprar los pasajes, efectivamente durante los primeros seis meses del año los precios subían y bajaban sin lógica aparente para la fecha que nosotros queríamos (febrero 2016) bordeando siempre los $350.000 CLP. 

¡Hasta que el dato funcionó! La primera semana de Julio aparecieron mágicamente los pasajes a $139.000 CLP, subiendo paulatinamente hasta los $189.000 al final de la semana, para luego volver al precio normal ya señalado. Como estudiantes y trabajadores nunca habríamos podido costear los pasajes al precio normal, compartimos esta información esperando que alguien la aproveche, porque este es un viaje de aquellos que se recuerdan para toda la vida.

Las otras opciones (en orden de menos a más complicada) para llegar son:
-En barco, si tienes familiares en la Armada.
-Crucero
-Chárter

Dejando bien claro que si quieren ir en verano deben comprar los pasajes en LAN la primera semana de Julio, lo siguiente que deben manejar es que la isla Rapa Nui en toda su extensión es un Parque Nacional y como tal, tiene las mismas restricciones que sus pares en el continente, siendo una de las más importantes el hecho del que está prohibido acampar en cualquier lugar que no sea un camping valga la redundancia) y estos solo están en el área urbana.

Rano Raraku
Todo en la isla queda cerca, tomando en cuenta el estado de los caminos y la sobre población de caballos salvajes que obligan a disminuir la velocidad, Rano Raraku está a unos 15 o 20 minutos de Hanga Roa, caminos que de todas formas podrías recorrer y repetir infinitamente (luego en el continente lamentarás no haberlo hecho) sin cansarte, un día verás ese azul único del cielo, otro día puedes ser detenido por una manada de caballos, otro día puede sorprenderte un temporal de lluvia (si, en febrero), en fin, la isla siempre encontrará algo para sorprendernos.
Vista al comenzar el sendero
El volcán, al igual que el Rano Kau, da la sensación de que un meteorito se hubiese estrellado dejando un cráter gigantesco que se puede apreciar desde varios otros hitos de la isla, como el Ahu Tongariki y el Poike, por lo que su potente imagen será una constante durante la estadía.

En sus laderas se pueden apreciar en diferentes etapas de construcción casi de 400 moais, tallados en ceniza volcánica endurecida, la mayoría de ellos solo con la cabeza a la vista y los otros 2/3 del cuerpo bajo tierra.

En este auténtico bosque de moais podemos encontrar el espécimen más grande que se haya construido en la isla, casi listo para ser extraído, el coloso de la foto de la derecha mide 21 metros de largo (equivalente a un edificio de 7 pisos), su peso se estima en 200 toneladas y le esperaba un recorrido de 15 kilómetros para llegar a la plataforma en la que sería situado en Vinapu. Si suena increíble leerlo imaginen estar ahí, realmente te hace sentir que la realidad supera a la ficción.


En uno de los extremos más lejanos del sendero podemos apreciar estos dos moais a medio terminar e insertos aún en la roca madre, los ojos expertos pueden ver hasta 3 o 4 moais en esta foto, nosotros preferimos no hacer el esfuerzo, ya que dentro de la fascinación es difícil no controlar la paranoia y terminar encontrando formas de moai por toda la pared de piedra de la ladera.

Datos para el viajero:

-En nuestra experiencia los puestos de artesanías de Rano Raraku eran los más baratos y con más variedad de toda la isla.
-No olviden llevar sombrero, bloqueador y mucha agua.
-No olviden portar el comprobante de pago de ingreso al Parque Nacional (se compra en el Aeropuerto Mataveri).
-El sendero es corto, háganlo leeento, deténganse cada 2 metros mirando en 360°, todas las fotos que saquen serán pocas y si ve a un guardaparque no pierdan la oportunidad de interrogarlo.

martes, 21 de junio de 2016

Nuestro paso por El Bolsón, Argentina



Apenas bajamos del bus pudimos sentir ese aire a juventud hippie que tanto nos llamó la atención en este pequeño pueblo ubicado 130 kilómetros al sur de Bariloche, junto a nosotros una manada de veinteañeros esperaban para recuperar sus bolsos mientras la gente del sector nos repartía volantes de hostales y campings, los precios eran bien accesibles y la mayoría ofrecían hasta el traslado.

Sin embargo teníamos un pequeño gran problema que se había originado 5 días antes en Pucón. Siendo la primera vez que íbamos a Argentina nos  asesoramos muy mal sobre el cambio de moneda y también sobre el costo de todo en general, cambiamos apenas unos 50.000 pesos chilenos a pesos argentinos, siendo en el cambio de esa época unos 715 pesos para recorrer 639 kilómetros desde el paso Mamuil Malal (Curarrehue) hasta el Paso Futaleufú, detalle que le sumó dificultad y emoción a este tramo de nuestra aventura.

Rebobinando, nos habíamos bajado de ese bus con algo más de 30 ARP (cerca de 2.100 CLP) en el bolsillo, sabiendo que nos quedaban una o dos noches más en Argentina y  más de 240 kilómetros para volver a pisar suelo chileno a girar dinero, bajo esas condiciones ni nos molestamos en mirar los volantes, agarramos nuestros bolsos y nos fuimos a recorrer el pueblo, total ya nos considerábamos unos expertos encontrando buenos sitios para armar carpa, confianza que radicaba en nuestra técnica casi imbatible, que consiste en que en cada pueblo pequeño donde haya un río, playa o lago, bordeamos el agua hasta que termina la zona urbana.
Homenaje a mochileros accidentados
Lamentablemente en El Bolsón no nos resultó, el río que bordeaba el pueblo estaba lleno de pequeños basurales y además el sector se veía un poco inseguro y peligroso. Sin echarnos a morir fuimos a la Policía Federal a preguntar si tenían un patio que nos pudiesen convidar, luego al hospital y luego a la iglesia, pero no pudieron ayudarnos.

Asociación de Bomberos Voluntarios de El Bolsón
Los muchachos volviendo de una emergencia
Llegamos entonces al cuartel de los Bomberos Voluntarios de El Bolsón, les contamos sobre nuestra situación, el error en el cambio y que pretendíamos llegar hasta Tierra del Fuego y que andábamos buscando un patio para salir del apuro y pasar la noche. Lo que hicieron estos muchachos fue un gesto de una nobleza enorme, nos invitaron a pasar y nos acomodaron en una habitación con camarotes, nos prestaron ducha con agua caliente, cocina y nos invitaron a pasar al comedor en donde compartimos con los bomberos que estaban de turno. Yo provengo de una familia de bomberos y sirvo como voluntario en mi ciudad, por lo tanto fue una experiencia única poder conocer una realidad totalmente diferente, otros sistemas de trabajo  y terminar coincidiendo que el espíritu que nos mueve a realizar lo que hacemos conserva la misma mística a ambos lados de la cordillera.

A la mañana siguiente nos despertamos sintiéndonos afortunados al haber pasado bajo techo una noche de lluvia, de esa manera con las pilas recargadas nos despedimos y seguimos nuestro camino al sur, había que hacer todo lo posible por avanzar los siguientes 240 kilómetros, pasando por Esquel y Trevelin, cruzar la frontera y llegar a Futaleufú antes de que anocheciera.

Aprovechamos esta ocasión para agradecer públicamente a los Bomberos Voluntarios de El Bolsón, entre tantos viajeros es probable que a estas alturas ni siquiera se acuerden de nosotros, pero algún día andaremos por esos lados nuevamente y devolveremos el gesto con un asado para la guardia.

Febrero, 2014.


jueves, 16 de junio de 2016

Parque Nacional Queulat

Me habría gustado haber tenido en mente este blog en los viajes que he tenido la suerte de realizar, sin embargo no ha sido así y en su mayoría las imágenes fueron captadas con fines personales y no para exponer lugares, paisajes, gentes, etc. Aún así espero que los post puedan servir a quienes deseen recorrer los mismos caminos, para compartir experiencias con otros viajeros sobre estos lugares y a mi mismo, para mantener los recuerdos vivos en mi memoria.

A falta de camping buenos son los patios
Nos levantamos un día muy temprano, era aún de noche en un pequeño pueblo al borde de la Carretera Austral llamado La Junta, desarmábamos la carpa con la adrenalina del tiempo en contra y sabiendo que nos esperaba una gran aventura, chispeaba, pero poco importaba habiendo sorteado ya dos temporales a esas alturas del viaje... salimos a la calle y caminamos rápido entre el ruido de la lluvia y las luces amarillas de los postes, un bus estaba a punto de salir en dirección a Coyhaique y debíamos tomarlo para llegar lo más temprano posible al Queulat.

¿Que sabíamos del Queulat? 
Sabíamos que era un parque, que cobraban $3.000 por la entrada y que luego de un par de kilómetros de trekking se llegaba a un mirador desde donde se podía ver un glaciar colgando entre dos cerros, con una cascada que se desprendía desde él. 
Apenas nos subimos al bus nos quedamos dormidos. Despertamos en Puyuhuapi, un pueblito de poco más de 500 habitantes fundado en su mayoría por colonos que abandonaron Europa luego de la segunda guerra mundial. 
Mapa de los senderos
Luego de avanzar otro tramo por fin llegamos, la lluvia nos había dado una tregua y caminamos hacia la boletería, dejamos encargados nuestros bolsos detrás de la garita de Conaf y comenzamos la
aventura.
No alcanzamos a recorrer los 100 primeros metros cuando comenzó a llover, según nos comentaban los guardaparques era debido al microclima que se forma en el lugar, eso sumó a la aventura varias caídas graciosas por el barro, transformó las vertientes del sendero en mini cascadas y le dio al trekking un aire de sacrificio/recompensa.

A través del sendero cruzas un puente colgante sobre un río gélido y tormentoso, subes escalinatas de raíces, encuentras vertientes para refrescarte, encuentras sectores para acercarte al río, mini cuevas debajo de las rocas, insectos y pájaros.

La primera parada se hace en un pequeño muelle, desde donde se tiene una visión en 360° y a ras de piso de los cerros, el Glaciar y la laguna, como dato podemos agregar que en días de lluvia generalmente el ventisquero está cubierto de nubes bajas, pero se despejan cada cierto rato, por lo tanto es buena idea tener un poco de paciencia y esperar ya que vale la pena.
Vista desde el mirador


Para continuar hacia el mirador hay que devolverse hacia el sendero principal y comenzar un ascenso moderado (cuidado con el barro), hasta llegar a un pequeño mirador con un techo que nos sirvió para estilar nuestras casacas. La vista es espectacular y se aplica el mismo consejo que en el muelle sobre las nubes, ya que los primeros 20 minutos desde que llegamos el ventisquero apenas se veía y vimos a muchos turistas devolverse desilusionados, nosotros no por paciencia sino por cansancio esperamos un poco más antes de devolvernos, teniendo la suerte de estar en un momento en que las nubes se despejaron casi totalmente.
Vista desde el mirador
De regreso seguíamos camino a Coyhaique y gracias a una buena obra compartimos 165 km de camino de ripio en el pickup de una camioneta, espero poder contar esa historia en una futura entrada, muchas gracias a quienes se dieron el tiempo de leer, hasta pronto.


Datos para los mochileros: 

-En la Carretera Austral a la altura del Queulat pasan muy pocos vehículos por lo tanto para no quedar botado es mejor hacer dedo temprano. 
-El Parque cuenta con sitios de camping pero pudiese estar sin cupos por la alta demanda.
-En la casa que está a la orilla de la carretera, al lado del camino de acceso al Parque tienen un comedor y venden bebidas calientes y pan amasado, junto a una estufa a leña que varios mochileros usamos para secar calcetines y zapatillas.

Febrero 2014