martes, 21 de junio de 2016

Nuestro paso por El Bolsón, Argentina



Apenas bajamos del bus pudimos sentir ese aire a juventud hippie que tanto nos llamó la atención en este pequeño pueblo ubicado 130 kilómetros al sur de Bariloche, junto a nosotros una manada de veinteañeros esperaban para recuperar sus bolsos mientras la gente del sector nos repartía volantes de hostales y campings, los precios eran bien accesibles y la mayoría ofrecían hasta el traslado.

Sin embargo teníamos un pequeño gran problema que se había originado 5 días antes en Pucón. Siendo la primera vez que íbamos a Argentina nos  asesoramos muy mal sobre el cambio de moneda y también sobre el costo de todo en general, cambiamos apenas unos 50.000 pesos chilenos a pesos argentinos, siendo en el cambio de esa época unos 715 pesos para recorrer 639 kilómetros desde el paso Mamuil Malal (Curarrehue) hasta el Paso Futaleufú, detalle que le sumó dificultad y emoción a este tramo de nuestra aventura.

Rebobinando, nos habíamos bajado de ese bus con algo más de 30 ARP (cerca de 2.100 CLP) en el bolsillo, sabiendo que nos quedaban una o dos noches más en Argentina y  más de 240 kilómetros para volver a pisar suelo chileno a girar dinero, bajo esas condiciones ni nos molestamos en mirar los volantes, agarramos nuestros bolsos y nos fuimos a recorrer el pueblo, total ya nos considerábamos unos expertos encontrando buenos sitios para armar carpa, confianza que radicaba en nuestra técnica casi imbatible, que consiste en que en cada pueblo pequeño donde haya un río, playa o lago, bordeamos el agua hasta que termina la zona urbana.
Homenaje a mochileros accidentados
Lamentablemente en El Bolsón no nos resultó, el río que bordeaba el pueblo estaba lleno de pequeños basurales y además el sector se veía un poco inseguro y peligroso. Sin echarnos a morir fuimos a la Policía Federal a preguntar si tenían un patio que nos pudiesen convidar, luego al hospital y luego a la iglesia, pero no pudieron ayudarnos.

Asociación de Bomberos Voluntarios de El Bolsón
Los muchachos volviendo de una emergencia
Llegamos entonces al cuartel de los Bomberos Voluntarios de El Bolsón, les contamos sobre nuestra situación, el error en el cambio y que pretendíamos llegar hasta Tierra del Fuego y que andábamos buscando un patio para salir del apuro y pasar la noche. Lo que hicieron estos muchachos fue un gesto de una nobleza enorme, nos invitaron a pasar y nos acomodaron en una habitación con camarotes, nos prestaron ducha con agua caliente, cocina y nos invitaron a pasar al comedor en donde compartimos con los bomberos que estaban de turno. Yo provengo de una familia de bomberos y sirvo como voluntario en mi ciudad, por lo tanto fue una experiencia única poder conocer una realidad totalmente diferente, otros sistemas de trabajo  y terminar coincidiendo que el espíritu que nos mueve a realizar lo que hacemos conserva la misma mística a ambos lados de la cordillera.

A la mañana siguiente nos despertamos sintiéndonos afortunados al haber pasado bajo techo una noche de lluvia, de esa manera con las pilas recargadas nos despedimos y seguimos nuestro camino al sur, había que hacer todo lo posible por avanzar los siguientes 240 kilómetros, pasando por Esquel y Trevelin, cruzar la frontera y llegar a Futaleufú antes de que anocheciera.

Aprovechamos esta ocasión para agradecer públicamente a los Bomberos Voluntarios de El Bolsón, entre tantos viajeros es probable que a estas alturas ni siquiera se acuerden de nosotros, pero algún día andaremos por esos lados nuevamente y devolveremos el gesto con un asado para la guardia.

Febrero, 2014.


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