viernes, 24 de junio de 2016

Rano Raraku y pasajes a Rapa Nui - Easter Island


Definitivamente uno de nuestros lugares preferidos de Rapa Nui junto con el Ahu Tongariki es la cantera Rano Raraku, ubicada en la ladera del volcán del mismo nombre, que a su vez se encuentra en la zona sureste de la isla.

Muchos meses antes de viajar ya habíamos visto imágenes de este sitio arqueológico y se había transformado en uno de nuestros lugares más esperados de la isla, era tanta nuestra expectación que no quisimos ir a visitarlo hasta el quinto día, para agregar algo más de emoción y suspenso a nuestros infantiles corazones.

Para llegar a Isla de Pascua hay varias opciones, cada una más complicada que la anterior, la primera de ellas es a través de LAN Chile, empresa que tiene el monopolio y que realiza vuelos únicamente desde Santiago (opción que tomamos nosotros), los precios varían demasiado según la época del año, siendo las fechas de vuelo más caras los días que dura el Tapati (finales de enero hasta mediados de febrero). Nosotros estábamos dateados sobre el precio gracias a unos amigos que habían ido el verano anterior y que nos habían recomendado esperar hasta la primera semana de julio para comprar los pasajes, efectivamente durante los primeros seis meses del año los precios subían y bajaban sin lógica aparente para la fecha que nosotros queríamos (febrero 2016) bordeando siempre los $350.000 CLP. 

¡Hasta que el dato funcionó! La primera semana de Julio aparecieron mágicamente los pasajes a $139.000 CLP, subiendo paulatinamente hasta los $189.000 al final de la semana, para luego volver al precio normal ya señalado. Como estudiantes y trabajadores nunca habríamos podido costear los pasajes al precio normal, compartimos esta información esperando que alguien la aproveche, porque este es un viaje de aquellos que se recuerdan para toda la vida.

Las otras opciones (en orden de menos a más complicada) para llegar son:
-En barco, si tienes familiares en la Armada.
-Crucero
-Chárter

Dejando bien claro que si quieren ir en verano deben comprar los pasajes en LAN la primera semana de Julio, lo siguiente que deben manejar es que la isla Rapa Nui en toda su extensión es un Parque Nacional y como tal, tiene las mismas restricciones que sus pares en el continente, siendo una de las más importantes el hecho del que está prohibido acampar en cualquier lugar que no sea un camping valga la redundancia) y estos solo están en el área urbana.

Rano Raraku
Todo en la isla queda cerca, tomando en cuenta el estado de los caminos y la sobre población de caballos salvajes que obligan a disminuir la velocidad, Rano Raraku está a unos 15 o 20 minutos de Hanga Roa, caminos que de todas formas podrías recorrer y repetir infinitamente (luego en el continente lamentarás no haberlo hecho) sin cansarte, un día verás ese azul único del cielo, otro día puedes ser detenido por una manada de caballos, otro día puede sorprenderte un temporal de lluvia (si, en febrero), en fin, la isla siempre encontrará algo para sorprendernos.
Vista al comenzar el sendero
El volcán, al igual que el Rano Kau, da la sensación de que un meteorito se hubiese estrellado dejando un cráter gigantesco que se puede apreciar desde varios otros hitos de la isla, como el Ahu Tongariki y el Poike, por lo que su potente imagen será una constante durante la estadía.

En sus laderas se pueden apreciar en diferentes etapas de construcción casi de 400 moais, tallados en ceniza volcánica endurecida, la mayoría de ellos solo con la cabeza a la vista y los otros 2/3 del cuerpo bajo tierra.

En este auténtico bosque de moais podemos encontrar el espécimen más grande que se haya construido en la isla, casi listo para ser extraído, el coloso de la foto de la derecha mide 21 metros de largo (equivalente a un edificio de 7 pisos), su peso se estima en 200 toneladas y le esperaba un recorrido de 15 kilómetros para llegar a la plataforma en la que sería situado en Vinapu. Si suena increíble leerlo imaginen estar ahí, realmente te hace sentir que la realidad supera a la ficción.


En uno de los extremos más lejanos del sendero podemos apreciar estos dos moais a medio terminar e insertos aún en la roca madre, los ojos expertos pueden ver hasta 3 o 4 moais en esta foto, nosotros preferimos no hacer el esfuerzo, ya que dentro de la fascinación es difícil no controlar la paranoia y terminar encontrando formas de moai por toda la pared de piedra de la ladera.

Datos para el viajero:

-En nuestra experiencia los puestos de artesanías de Rano Raraku eran los más baratos y con más variedad de toda la isla.
-No olviden llevar sombrero, bloqueador y mucha agua.
-No olviden portar el comprobante de pago de ingreso al Parque Nacional (se compra en el Aeropuerto Mataveri).
-El sendero es corto, háganlo leeento, deténganse cada 2 metros mirando en 360°, todas las fotos que saquen serán pocas y si ve a un guardaparque no pierdan la oportunidad de interrogarlo.

martes, 21 de junio de 2016

Nuestro paso por El Bolsón, Argentina



Apenas bajamos del bus pudimos sentir ese aire a juventud hippie que tanto nos llamó la atención en este pequeño pueblo ubicado 130 kilómetros al sur de Bariloche, junto a nosotros una manada de veinteañeros esperaban para recuperar sus bolsos mientras la gente del sector nos repartía volantes de hostales y campings, los precios eran bien accesibles y la mayoría ofrecían hasta el traslado.

Sin embargo teníamos un pequeño gran problema que se había originado 5 días antes en Pucón. Siendo la primera vez que íbamos a Argentina nos  asesoramos muy mal sobre el cambio de moneda y también sobre el costo de todo en general, cambiamos apenas unos 50.000 pesos chilenos a pesos argentinos, siendo en el cambio de esa época unos 715 pesos para recorrer 639 kilómetros desde el paso Mamuil Malal (Curarrehue) hasta el Paso Futaleufú, detalle que le sumó dificultad y emoción a este tramo de nuestra aventura.

Rebobinando, nos habíamos bajado de ese bus con algo más de 30 ARP (cerca de 2.100 CLP) en el bolsillo, sabiendo que nos quedaban una o dos noches más en Argentina y  más de 240 kilómetros para volver a pisar suelo chileno a girar dinero, bajo esas condiciones ni nos molestamos en mirar los volantes, agarramos nuestros bolsos y nos fuimos a recorrer el pueblo, total ya nos considerábamos unos expertos encontrando buenos sitios para armar carpa, confianza que radicaba en nuestra técnica casi imbatible, que consiste en que en cada pueblo pequeño donde haya un río, playa o lago, bordeamos el agua hasta que termina la zona urbana.
Homenaje a mochileros accidentados
Lamentablemente en El Bolsón no nos resultó, el río que bordeaba el pueblo estaba lleno de pequeños basurales y además el sector se veía un poco inseguro y peligroso. Sin echarnos a morir fuimos a la Policía Federal a preguntar si tenían un patio que nos pudiesen convidar, luego al hospital y luego a la iglesia, pero no pudieron ayudarnos.

Asociación de Bomberos Voluntarios de El Bolsón
Los muchachos volviendo de una emergencia
Llegamos entonces al cuartel de los Bomberos Voluntarios de El Bolsón, les contamos sobre nuestra situación, el error en el cambio y que pretendíamos llegar hasta Tierra del Fuego y que andábamos buscando un patio para salir del apuro y pasar la noche. Lo que hicieron estos muchachos fue un gesto de una nobleza enorme, nos invitaron a pasar y nos acomodaron en una habitación con camarotes, nos prestaron ducha con agua caliente, cocina y nos invitaron a pasar al comedor en donde compartimos con los bomberos que estaban de turno. Yo provengo de una familia de bomberos y sirvo como voluntario en mi ciudad, por lo tanto fue una experiencia única poder conocer una realidad totalmente diferente, otros sistemas de trabajo  y terminar coincidiendo que el espíritu que nos mueve a realizar lo que hacemos conserva la misma mística a ambos lados de la cordillera.

A la mañana siguiente nos despertamos sintiéndonos afortunados al haber pasado bajo techo una noche de lluvia, de esa manera con las pilas recargadas nos despedimos y seguimos nuestro camino al sur, había que hacer todo lo posible por avanzar los siguientes 240 kilómetros, pasando por Esquel y Trevelin, cruzar la frontera y llegar a Futaleufú antes de que anocheciera.

Aprovechamos esta ocasión para agradecer públicamente a los Bomberos Voluntarios de El Bolsón, entre tantos viajeros es probable que a estas alturas ni siquiera se acuerden de nosotros, pero algún día andaremos por esos lados nuevamente y devolveremos el gesto con un asado para la guardia.

Febrero, 2014.


jueves, 16 de junio de 2016

Parque Nacional Queulat

Me habría gustado haber tenido en mente este blog en los viajes que he tenido la suerte de realizar, sin embargo no ha sido así y en su mayoría las imágenes fueron captadas con fines personales y no para exponer lugares, paisajes, gentes, etc. Aún así espero que los post puedan servir a quienes deseen recorrer los mismos caminos, para compartir experiencias con otros viajeros sobre estos lugares y a mi mismo, para mantener los recuerdos vivos en mi memoria.

A falta de camping buenos son los patios
Nos levantamos un día muy temprano, era aún de noche en un pequeño pueblo al borde de la Carretera Austral llamado La Junta, desarmábamos la carpa con la adrenalina del tiempo en contra y sabiendo que nos esperaba una gran aventura, chispeaba, pero poco importaba habiendo sorteado ya dos temporales a esas alturas del viaje... salimos a la calle y caminamos rápido entre el ruido de la lluvia y las luces amarillas de los postes, un bus estaba a punto de salir en dirección a Coyhaique y debíamos tomarlo para llegar lo más temprano posible al Queulat.

¿Que sabíamos del Queulat? 
Sabíamos que era un parque, que cobraban $3.000 por la entrada y que luego de un par de kilómetros de trekking se llegaba a un mirador desde donde se podía ver un glaciar colgando entre dos cerros, con una cascada que se desprendía desde él. 
Apenas nos subimos al bus nos quedamos dormidos. Despertamos en Puyuhuapi, un pueblito de poco más de 500 habitantes fundado en su mayoría por colonos que abandonaron Europa luego de la segunda guerra mundial. 
Mapa de los senderos
Luego de avanzar otro tramo por fin llegamos, la lluvia nos había dado una tregua y caminamos hacia la boletería, dejamos encargados nuestros bolsos detrás de la garita de Conaf y comenzamos la
aventura.
No alcanzamos a recorrer los 100 primeros metros cuando comenzó a llover, según nos comentaban los guardaparques era debido al microclima que se forma en el lugar, eso sumó a la aventura varias caídas graciosas por el barro, transformó las vertientes del sendero en mini cascadas y le dio al trekking un aire de sacrificio/recompensa.

A través del sendero cruzas un puente colgante sobre un río gélido y tormentoso, subes escalinatas de raíces, encuentras vertientes para refrescarte, encuentras sectores para acercarte al río, mini cuevas debajo de las rocas, insectos y pájaros.

La primera parada se hace en un pequeño muelle, desde donde se tiene una visión en 360° y a ras de piso de los cerros, el Glaciar y la laguna, como dato podemos agregar que en días de lluvia generalmente el ventisquero está cubierto de nubes bajas, pero se despejan cada cierto rato, por lo tanto es buena idea tener un poco de paciencia y esperar ya que vale la pena.
Vista desde el mirador


Para continuar hacia el mirador hay que devolverse hacia el sendero principal y comenzar un ascenso moderado (cuidado con el barro), hasta llegar a un pequeño mirador con un techo que nos sirvió para estilar nuestras casacas. La vista es espectacular y se aplica el mismo consejo que en el muelle sobre las nubes, ya que los primeros 20 minutos desde que llegamos el ventisquero apenas se veía y vimos a muchos turistas devolverse desilusionados, nosotros no por paciencia sino por cansancio esperamos un poco más antes de devolvernos, teniendo la suerte de estar en un momento en que las nubes se despejaron casi totalmente.
Vista desde el mirador
De regreso seguíamos camino a Coyhaique y gracias a una buena obra compartimos 165 km de camino de ripio en el pickup de una camioneta, espero poder contar esa historia en una futura entrada, muchas gracias a quienes se dieron el tiempo de leer, hasta pronto.


Datos para los mochileros: 

-En la Carretera Austral a la altura del Queulat pasan muy pocos vehículos por lo tanto para no quedar botado es mejor hacer dedo temprano. 
-El Parque cuenta con sitios de camping pero pudiese estar sin cupos por la alta demanda.
-En la casa que está a la orilla de la carretera, al lado del camino de acceso al Parque tienen un comedor y venden bebidas calientes y pan amasado, junto a una estufa a leña que varios mochileros usamos para secar calcetines y zapatillas.

Febrero 2014